La policía alemana investiga crímenes por parte de neonazis.

La Fiscalía General alemana asumió la investigación acerca del homicidio de una agente de policía en la ciudad de Heilbronn, tras sospechar que haya una conexión con otros ocho homicidios, de matriz nazi-fascista.
La policía alemana encontró una conexión entre los dos casos criminales más espectaculares de las últimas décadas en este país: los dos ladrones de bancos que habrían matado una agente de policía en 2007, podrían ser relacionados a los homicidios de dos vendedores ambulantes de "Döner".
Si las sospechas de la Fiscalía se confirman, todos los hechos en cuestión habrían sido llevados a cabo por personas relacionadas con el nazi-fascismo alemán.
Al principio de esta semana, dos elementos que se mueven en el nazi-fascismo y tenían precedentes como ladrones de bancos fueron relacionadas con el homicidio de una policía en Heilbronn.
Según nuevas evidencias, éstos podrían tener vinculación con los que se conocen en Alemania como "Döner Morden", asesinatos de los Döner, donde murieron ocho ciudadanos de origen turco y griego entre 2000 y 2006.
Según la Fiscalía con sede en la ciudad de Karlsruhe, "hay suficientes evidencias de que los homicidios se pueden atribuir al nazi-fascismo aleman".
En 2007 la agente de policía Michele Kiesewetter fue asesinada con un disparo en un puesto de control y su colega sobrevivió con heridas graves.
Las autoridades buscaron durante dos años una culpable que era mujer, ya que trazas de ADN encontradas en el lugar indicaban una pista femenina. Sin embargo, la investigación fracasó al coincidir el ADN con el de una mujer de 71 años que había trabajado para la policía.
La semana pasada, la policía encontró la pistola de servicio de la policía en un vehículo camper abandonado por dos elementos de 34 y 38 años. 


Más tarde, en la vivienda de los dos elementos fue encontrada el arma con la que fueron asesinados los ocho ciudadanos turcos y griegos entre 2000 y 2006.
Los homicidios fueron llevados al cabo en Múnich, Hamburg, Kessel, Rostock y Dortmund, siempre con la misma pistola, calibre 7.65, modelo Ceska.
Los últimos detalles fueron dados a conocer hoy por la policía que habló también de una posible cómplice.
Todos ellos, según las investigaciones policiales en curso, pertenecieron a mediados de los años 90 a un grupo nazi-fascista y, a pesar de que dejaron esa militancia, seguían vinculados a los ambientes nazi-fascistas de la región.



¡No más crímenes por parte de neonazis!