El 26 de abril de 1937, la Legión Cóndor –aviación alemana que ayudó a las tropas franquistas a derrocar al legítimo Gobierno Republicano- bombardeó la ciudad de Gernika, acabando con la vida de no pocos de sus habitantes y reduciéndola a escombros.
Hoy, 75 años después de aquel hecho tan horroroso, los herederos del franquismo –que nunca lo han condenado y no por ello han sido ilegalizados- “bombardean” despiadadamente a la mayoría de la población de todo el Estado.
En esta ocasión, los “bombardeos” los realizan con “bombas” más silenciosas -pero altamente destructivas-, amparados en una “mayoría absoluta” conseguida con un escaso apoyo de la población electoral en las últimas elecciones.
Las destructivas bombas, lanzadas desde sus “democráticos” bombarderos, se llaman: Reforma Laboral, -únicamente favorable a los grandes capitalistas- drásticos recortes en sanidad, enseñanza…, y privatizaciones a precios de ganga; un notable y peligroso retroceso, sin duda, en las conquistas adquiridas por la clase obrera durante tantos años de lucha.
Si la unidad de los revolucionarios es imprescindible –y a día de hoy es una quimera-, urge también la pronta recuperación de la memoria. El cubano Armando Hart Dávalos, muy acertadamente dijo que “hay que indagar en los orígenes; un olvido o desconocimiento significa un vacío en la memoria histórica, y un pueblo que pierde la memoria es como un pueblo sumido en las tinieblas”.
No se debe permitir que los herederos del franquismo y sus lacayos “pasen página”-que es lo que pretenden-, sin que ésta sea leída en voz alta y sin censura por el pueblo. Sólo recordando al fascismo de ayer se podrá enfrentar al de hoy y al de mañana con probabilidades de éxito. Una tarea complicada –aunque posible-, porque hoy, todavía, Franco reside en la “democracia española”.