Lecturas en el nazismo


El investigador Christian Adam ha analizado alrededor de 350 libros publicados durante el Reich de los mil años (que gracias al Ejército Rojo duró 12) entre 1933 y 1945 y ha reunido sus conclusiones bajo el título de Lesser Unten Hitler – Autoren, Bestseller, Lesser im Dritten Reich, es decir, Leer Bajo Hitler – Autores, Bestsellers, lectores en el Tercer Reich, de la editorial Galiano Berlín.


Todos sabemos que bajo el régimen de Hitler la cultura fue exterminada debido a que al irracional socialista la cultura le da alergia, y que la ideología de la raza aria y el entretenimiento (domesticación de los ciudadanos que se dice) iban de la mano. Pero, exactamente, ¿qué libros eran los que los alemanes más leyeron? Como casi siempre que hablamos del irracional socialista preparaos para lo peor, porque esta gentuza no dejará de sorprendernos. Uno de los bestsellers de la Alemania nazi era un manual para hacer senderismo sin ropa, bañarse en arcilla o esquiar desnudos. Mensch und Sonne, Arisch-Olympischer Geist (El Hombre y el Sol – El Espiritu Olímpico Ario) vendió 235mil ejemplares en una auténtica oda a la raza aria y la libertad sexual.

El Espíritu Olímpico Ario
Para su investigación, Adam ha considerado como bestseller aquel libro que hubiera vendido al menos 100mil ejemplares, analizando todo tipo de géneros, incluidos libros de guerra o atlas. Asimismo ha declarado que “la pieza antagónica de la historia de las obras quemadas es la historia de los libros del nazismo”.
Obviamente, el Mein Kampf, de obligada lectura (y cuando decimos obligada, decimos OBLIGADA) tuvo una tirada de 12,5 millones de ejemplares, aunque el número de personas que terminó el primer capítulo oscilan entre las 2 y 3 personas, debido a que era y es un tocho infumable, aburrido, literariamente penoso, pesado y deleznable. Además coronado con una foto del führer en la portada al más puro estilo actor de porno bizarro alemán interracial. Aun así, otro ejemplar que cubría las estanterías de las bibliotecas y cuartos de estar alemanes era El Principito, de Antoine de Saint-Exupery, de los que se vendieron 135mil ejemplares. Más del doble vendió Lo Que el Viento se Llevó, de la norteamericana Margaret Mitchell, con 366mil ejemplares.

Portada precursora del porno bizarro alemán. Obviamente, Hitler la chupa por spiz
A pesar de que en todas las instituciones y departamentos del nazismo reinaba una unión forzada y caótica de burócrata y funcionarios, ninguno se podía comparar con la confusión y el desorden de la política literaria de Hitler. Como el estado irracional socialista era una casa de putas, aquí quería meter mano y decidir qué se publicaba y qué no todo dios, desde el tullido de Goebbels desde su Ministerio de Propaganda hasta el ideólogo nazi Alfred Rosenberg. Existían más de 20 puestos de censura y listas negras y cada uno tenía su propia opinión. Así Rosenberg pensaba que la literatura de entretenimiento era un veneno, o Goebbels, para quien las lecturas fáciles eran una buena manera de evadirse del contexto cada vez más cercano y seguro de derrota en la guerra.

Reichsleiter Alfred Rosenberg
Luego había cosas extrañas, como libros de consulta de la extracción de materias primas (¿?), cuyo máximo exponente lo tenemos en Anilin (Anilina) de Karl Schezinger, del que se vendieron más de un millón de copias, y que después de la guerra siguió cosechando un gran éxito.  También los soldados, los directamente involucrados en la guerra, tenían tiempo para la lectura. Entre sus favoritos estaban Robert Koch – Novela de una Gran Vida con 135mil ejemplares,  sobre el científico que descubrió el bacilo de la tuberculosis y que es considerado el padre de la bacteriología, o Erfinder Brechen die Blockade (Los Inventores Rompen el Bloqueo). Lo mejor para cuando quieres conquistar el mundo y esclavizar a la humanidad bajo el yugo de tu régimen genocida es leer sobre el padre de la bacteriología, y cuando los soviéticos están literalmente meándote en la oreja, leer sobre los inventos de científicos…Muy edificante.
No obstante, Christian Adam considera que al final los nazis consiguieron un “grandioso fracaso” puesto que ni sus prohibiciones ni la maldad que causaron lograron 
conseguir la perfección.

KNOW YOUR ENEMY. KILL YOUR ENEMY