Hoy hace treinta y ocho años que la dictadura más longeva de Europa, la salazarista de Portugal era derrocada por la llamada Revolución de los Claveles. Mandos descontentos con la situación que vivía el País envuelto en las guerras coloniales de Angola, Guinea y Mozambique se organizaron para derrocar al gobierno salazarista, en una rebelión que se iniciaba cuando empezaba a sonar una canción prohibida: “Grândola, Vila Morena”. La canción se escuchó en la radio en la mañana del 25 de abril los capitanes del ejército, al mando de la tropa, toman los puntos estratégicos. En unas seis horas la dictadura es derrocada y el pueblo toma las calles.
Los presos políticos fueron liberados, los líderes opositores regresaron a Portugal y se inició un proceso que trae consigo la independencia de las colonias portuguesas, la libertad política e importantes nacionalizaciones. Unas vendedoras de flores repartieron sus claveles entre las tropas democráticas, lo que le dio la imagen poética y libertadora a la jornada cuando los militares pusieron sus claveles en los fusiles.
Sin embargo, no se produjo el el cambio revolucionario que muchos esperaban en Portugal, las fuerzas de izquierda más moderada ganaron la partida electoral y los militares más favorables a continuar la revolución hacia el socialismo se replegaron, respetando la decisión mayoritaria del pueblo portugués, evitando un conflicto mayor.